Toma de conciencia

Querida Liliana

Cuando bajaba por el ascensor, después de mi sesión del martes, me resonaban tus palabras   sobre el vivir en ignorancia y mi respuesta elegir  permanecer en la  ignorancia

Y me retrotraje a muchos años atrás en los cuales mi percepción  sobre gustos y preferencias  sexuales de mi marido fue cubierta por un velo de tolerancia y contradicción casi permanente. Evidentemente, en primer lugar y sin dudas, estaba muy enamorada y en segundo lugar me convenía emocionalmente no ahondar, Era preferible pensar que le gustaban otras mujeres y que por eso no me buscaba que asumir que su deseo se estimulaba con travestis . sí tuve ciertos datos, pero venía de tanto desamparo y desprotección  hasta mis 32 añosm que preferé pensar que con mi amor, todo mágicamente se transformaría.

Creo que es oportuno contarte sobre aspectos míos muy oscuros sobre los que tuve que trabajar años en terapia para fluidificar mis culpas.

Arrastré por años la sensación de ser una asesina pues durante mi primer matrimonio y con mi segunda pareja, me flagelé haciendo varios abortos. Eso me marcó y me dejó un sello inbdeleble. Sobre todo partiendo de mi formación tan religiosa y humanista. Tampoco  podía asumir que mi primer hijo fuera deficiente mental, las muertes de mis bebés, todo fue aceptado como un castigo bíblico.Y también estaba la violencia que le permití ejercer sobrew mí al padre de mis hijos, quien cada vez que lo dejaba me sometía sexualmente.

Todo eso sumado al vínculo tan áspero que siempre tuve con mi madre, las dificulades en encontrar un camino vocacional, una carrera, no ser una FRACASADA( había comenzado tres trayectos  universitarias y no las continuaba).Todo fue un menú que casi me conduce a un estado depresivo, del cual comencé a salir con aquella mi primer psicoanalista a quien veía  3 veces por semana, que me atendió gratis por 6 meses, pues yo estaba sin trabajo  y era una hoja en la tormenta. De allí partió  el armado de un rompecabezas, muy lentamente y con no pocas dificultades.

Por eso, para mí conocer al Gordo  y su propuesta de buscar un certificado de persona decente para él me llenó de ternura y también me dio la seguridad de que esa persona no me haría daño. En general sentía que los hombres hacían algo de daño.

Fui casi abusada por un tío mayor y también tuve que perdonar algunas conductas muy ambiguas de mi padre, a quien valoro, pero hoy sé que él tenía su cuota de perversión

No es fácil procesar  tanta vivencia y en algún espacio el Gordo  me cuidaba y sé que me cuidó hasta el final, muy a su pesar pues como vos bien decís, era un enfermo. Pobrcito mi amor blindado que implosionó.

No sabes cuánto agradezco a Dios haberte conocido y poder transitar esta etapa tomando tu brazo sensible y experto. En este páramo comienzan a aparecer algunos brotes  y sé que la germinación continuará.

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